original en Español
La obra de Cathrine Muryn supone una bocanada de aire fresco, casi una sacudida, para el previsible mercado del arte de Barcelona. Trae consigo la profundidad del ser encubierta por un salvaje y turbulento mar de intensos colores y trazos.
Enigmáticamente bellos, sus cuadros resultan inabarcables para el espectador, que en cada ocasión descubre nuevos matices de comunicación verdadera con la artista y consigo mismo.
Cathrine Muryn reclama y conseguirá un lugar en el arte europeo porque su obra consigue tocar y transformar nuestro mundo interior, y con ello alcanza el objetivo del buen arte.
Lluís Peñuelas
Secretario General de la Fundació Gala-Salvador Dalí
16.03.2011.